martes, 3 de junio de 2014

EL NILO

Para los egipcios las inundaciones anuales del río Nilo eran el centro de su existencia. Facilitaba el crecimiento del grano, les proveía de pescado y del valioso junco de papiro, y era utilizado como vía fluvial. El origen de las inundaciones del río procedía de las lluvias africanas y el deshielo de las nieves de las montañas de Etiopía que en primavera daban origen a inmensos torrentes que alimentan su caudal. El año egipcio se dividía en tres estaciones: Akhet, Peret y Shemu. Desde primeros de junio hasta septiembre, en la estación de Akhet, el río desciende hacia el mar Mediterráneo en una mansa y poderosa crecida que inundaba los campos adyacentes. Cuando el río inunda los campos, las llanuras desaparecen, los valles se ocultan. Sólo las ciudades emergen como islas. El único medio de comunicación es la nave.
En Septiembre, con la estación de Peret, se retiraban las aguas, y el río dejaba los campos de cultivo cubiertos de una rica y fina capa de limo negro que los fertilizaba. Se inicia entonces el periodo de la siembra.
Desde mediados de Marzo hasta mediados de Julio, con la estación de Shemu, se producía la recolección con la que finalizaba la tercera fase de la vida agrícola. Los campos rebosan de víveres y alimentos, sus estanques de peces, y sus lagos de pájaros. Sus praderas son verdes y herbosas; sus orillas dan dátiles... Sus graneros se llenan de cebada y trigo. Se recogen cebollas y puerros para el alimento, y la lechuga de la huerta, las granadas, manzanas, olivas e higos del vergel, y se elabora el vino con las uvas de los fértiles viñedos del Delta del Nilo.
El Nilo era tan importante para la vida de los egipcios, que se le asociaba con cierto número de dioses, siendo su deidad particular Hapi, Gran Señor de los Alimentos, Señor de los Peces. Según la creencia popular, Hapi era responsable de las crecidas, derramando el agua de su jarro sin fondo, sentado en una cueva protegida por serpientes al pie de las montañas de Asuán. Hapi encarna al Nilo, pero el río también está vinculado con la vida y la muerte de Osiris, el dios del mundo de ultratumba. La vida y la muerte de Osiris simbolizan la muerte y resurrección anual del Nilo. Osiris es el Nilo, Isis la tierra: la unión de ambos es la unión permanentemente productiva del agua y del suelo.