En la ubicación original, la perfecta orientación de Abu Simbel hacía que dos veces al año, y con una precisión matemática, los rayos del sol penetraran en el templo hasta el santuario, situado en lo más profundo, iluminando las estatuas de Amón, Ra, y Ramsés, y quedando sólo la cara del dios Ptah
en penumbra, seguramente de forma intencionada, ya que era considerado
el dios de la oscuridad. Las fechas en las que este fenómeno tenían
lugar eran el 21 de febrero, fecha del nacimiento de Ramsés II, y el 21
octubre, fecha de su coronación.
Este fenómeno fue tenido en cuenta por los ingenieros en su traslado
aunque debido a un error en el emplazamiento del templo y/o al
desplazamiento acumulado del Trópico de Cáncer, durante los últimos
3.280 años, estos dos hechos se han desplazado un día (ahora se
producen más próximos al solsticio de invierno), por lo que el fenómeno
sucede el 22 de octubre y el 20 de febrero (60 días antes y 60 días
después del solsticio, respectivamente). Hoy, el sol sigue conmemorando
la gloria del gran faraón, pero con un retraso de un día.